El ojo invisible (fragmento)Emile Erckmann
El ojo invisible (fragmento)

"En aquel tiempo —dijo Cristian— pobre como una rata de iglesia, me fui a vivir a la buhardilla de una casa vieja de la calle Minnesoenger, en Nuremberg. Formé mi nido en el mismo ángulo del tejado de manera que las pizarras me servían de pared y la viga maestra de techo. Para mirar por la ventana tenía que subirme encima de mi jergón, pero aquella ventana abierta en lo alto de la fachada, tenía una magnífica vista, desde donde descubría toda la ciudad y alrededores. Veía los gatos que se paseaban gravemente por el alero, las cigüeñas que, con el pico lleno de ranas acudían a apacentar su pandero y las palomas que, con cola abierta en forma de abanico se echaban de lo alto de sus palomares, describiendo ambos círculos sobre el abismo de las calles. De noche, cuando las campanas tocaban el Angelus, escuchaban su melancólica melodía y observaba cómo los burgueses fumaban sus pipas de pie en las aceras y cómo las muchachas vestidas de rojo, reían y charlaban con el cántaro debajo del brazo, alrededor de la fuente de San Sebalto. Insensiblemente se iba borrando todo, salían los murciélagos y yo me iba a dormir en medio de una dulce quietud. "


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