Ondine (fragmento)Friedrich de la Motte-Fouqué
Ondine (fragmento)

"Las ideas del caballero Hildebrando se embrollaban cada vez más: su emoción aumentaba a cada paso. Mientras, de este modo, buscaba en las sombras de la noche a aquella sorprendente muchacha, la idea de que acaso no eran más que una aparición engañosa semejante a las del bosque, presentábase sin cesar a él con una nueva fuerza de convicción. En medio del mugido de las olas y de la tormenta, el estruendo de los árboles que se desgajaban, de la horrible metamorfosis de aquella tierra, antes tan riente y tranquila y ahora enteramente trastornada, sentíase tentado a creer que aquella lengua de tierra y la choza de sus habitantes no eran más que una ilusión; pero oía a lo lejos al viejo pescador llamar gimiendo a Ondina, y su esposa, que se había levantado, rezaba y cantaba salmos en medio del estruendo. Encontróse por último cerca de un arroyo desbordado y vio, a la luz de la luna, que las aguas habían dirigido su curso a lo largo del bosque, único lugar por el cual la península se unía a tierra, de modo que ahora era ya una isla. "


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