Cosas que he callado (fragmento)Azar Nafisi
Cosas que he callado (fragmento)

"Después de aquello, volvió a nuestra casa en dos ocasiones. Siempre intenté esquivarlo, incluso cuando había otras personas en la sala. Lo que me parece increíble es que nunca reconociera sus acciones con una mirada o un gesto. Siempre mostraba la misma expresión amable y distante. En una ocasión me pilló por sorpresa. Yo estaba en mi escondite habitual al fondo del jardín junto a un arroyo. Me fascinaban las pequeñas flores silvestres que crecían a la orilla del riachuelo. Aquel día estaba ocupada con uno de mis pasatiempos favoritos: recoger piedrecitas y verlas cambiar de color al meterlas en el agua. Se acercó sin hacer ruido y se agachó tras de mí, diciendo en voz baja, “¿Qué haces? ¿no deberías estar estudiando?” me sobresalté e hice ademán de ponerme en pie, pero él me sostuvo por la cintura, alargando las manos para tocar las piedrecitas, “¡Qué bonitas!”, dijo mientras sus manos acariciaban mis piernas desnudas. Cuando por fin me puse en pie, él se levantó conmigo mientras seguía manoseándome con gestos demasiado dolorosos para que los describa incluso ahora. Al principio pensé, me inventaré un personaje imaginario a quien ocurrió eso que no sea yo. Pero el juego que mi padre y yo habíamos creado no era lo suficientemente poderoso para una historia como aquella. La vergüenza no desaparecería. Más adelante supe que no es inusual que la víctima se sienta culpable, sobre todo porque se vuelve cómplice por su silencio. Y además existe la culpabilidad adicional de sentir cierta sensación de placer sexual a partir de un acto impuesto que se percibe como reprobable. "


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