Madridgrado (fragmento)Francisco Camba
Madridgrado (fragmento)

"La primavera atacó también a Margarita Nelken. Todos los años le ocurría. Antes, cuando escribía en los periódi­cos burgueses, el ataque se manifestaba por una crónica acerca de los encantos de la florida estación. Ahora, al comentario había que darle altura social. Margarita habló por la radio de los campos de Andalucía y Extremadura, pero no de las flores que los cubrían ni de las mieses ger­minando dentro de ellos. Habló de cuando las hombres trabajaban allí bajo un sol de fuego y las hijas de los colonos, los únicos capullos primaverales para Margarita, eran perseguidas por el señorito, cachorro de señor feu­dal, con todos los derechos de otro tiempo sobre aquellas infelices, siervas aún de la gleba.
-Da gusto oír a esta mujer-dijo Gaby, escogiendo len­tejas entre el puñado de tierra que le habían dado en la tienda-. ¡Qué pena si nos hubiéramos quedado sin flúido!
A media tarde, en efecto, había venido el de la luz con la pretensión de cobrar y la amenaza de cortar fulminan­temente si no lo lograba. Gaby hizo tales preligios de dialéctica, afeándole la inhumanidad de semejante propó­sito, que el individuo acabó por conmoverse. ¡Tenía razón, qué caramba! ¡Tres pobres mujeres, dos de ellas jóvenes y bonitas, y sin nadie que se lo ganase! Gracias a eso po­dían disfrutar como cosa nueva la luz de aquella lámpara de pie, y, por el cacharro que llamaban radio, escuchar como algo jamás oído el discurso de Margarita. "



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