Sátiras (fragmento) "Si, marido inocente, está entregada tu alma a una sola, somete la cabeza, preparada la cerviz para el yugo. Ninguna encontrarás que respete a quien la ama: aunque ella arda de amor, se goza en los tormentos del amado y sus despojos; por lo tanto mucho menos útil le será la esposa a todo aquel que sea bueno y envidiable. Nada jamás regalarás si no consiente, nada venderás si se opone, si no quiere nada habrá de ser comprado. ... ¿Acaso esperas que la madre le transmita hábitos honestos y distintos de los suyos?... ... Casi no hay juicio en el que una mujer no haya causado el pleito... ... Siempre hay pleitos y disputas en el lecho donde se acuesta una casada; muy poco allí se duerme. Es pesada a su marido, peor que tigra privada de su cría, cuando simula gemidos a sabiendas de sus hechos ocultos; o bien odia a sus hijos o llora porque inventa alguna amante siempre con lágrimas copiosas, siempre preparadas en su puesto y esperando que les ordene el modo de manar; tú lo crees amor, tú entonces, oruga, te complaces y el llanto con tus labios sorbes, ¡qué cartas y cuántos recados leerías si se te abrieran los cofres de esta adúltera celosa! ... Escucho lo que, viejos amigos, hace tiempo aconsejáis: “Pon cerradura, enciérrala”. Pero ¿quién custodiará a los custodios? Es astuta la esposa y por ellos comienza. ... Ante el marido vive igual que una vecina, sólo más propia porque odia a los amigos del cónyuge y a sus esclavos y es gravosa para su presupuesto... ... Tan grandes artes, tantas medicinas poseen, esas que hacen estériles y por matar humanos en el vientre cobran. Alégrate, infeliz, y tú mismo la poción ofrécele, cualquiera que ésta sea; pues si quisiera dilatar y molestarse el útero con los saltos de los niños, serías quizá padre de un etíope... " epdlp.com |