Sogna paridi il suo giudizio in Firenze "Peldaños asciende de escalinata labrada, escalinata en un kiosco de marmóreas lajas, Kiosco italiano cuya cúpula levantada en un jardín refulge con esmaltes y alhajas. Todas las que allí pasean, embozadas doncellas, le miran. Sobre divanes vestidas de majas Y agitando el flabelo otras descansan; ellas portan pectorales: plumas de aves exóticas, rojo negro plata nácar rosado estrellas. Le muestran sus senos, dulces pomas narcóticas y le llaman. Una le cerca; con un frío beso quiere lamerle. Su cuello, como boas góticas, se alarga. Su cabello rezuma aceite espeso. Su nariz se corta con perfil de interjecciones y al abrir su boca descubre un diamante obseso. La rechaza y otra le trae sus proposiciones. Su semblante es tan hermoso como una sopera de porcelana que ensalza manifestaciones de centauros barbados con cacumen de madera, progenie de un action-painting echado a la nada. sobre venero, desciende ella, pausada, toda contención radiante de su serenidad! ¡Ella! en laberintos siderales, la buscada, donde el polvo estelar encuentra a la deidad. Todas las otras damas tratan de retenerle; Con chasquido metálico le hablan de caridad, avisos escenifican para convencerle... " epdlp.com |