La partida "Era yo un niño de alma blanca cuando di al viento mi primer cantar, y con el alba y el zurrón al hombro, baje del monte familiar hacia la costa donde me esperaban la emoción del abismo y el abrazo del mar. Atrás quedaba el monte abuelo, la casa blanca como un vetusto palomar, la higuera madre y el parral caduco, el olor a resinas del pinar, la barbechera y el oropel de alondras y la copa opulenta del pomar, y la sombra del castañedo y el corpulento robledal... " epdlp.com |