Égloga del naufragio "Tan oscuras las estrellas -en nuestros ojos, naufragio- tejen las playas de noche -en los recuerdos, naufragio- que dejan en nuestra sangre -última espuma, naufragio- llantos de cristal sombrío, herida carne del llanto. El jardín de nuestros padres es ortiga del ocaso, y nuestras lágrimas tienen un calor no superado, lágrimas de las entrañas que las aguas despertaron. Enfrente de mi camino, huellas tersas en los lagos, y una presencia de luz en tus ojos de naufragio. Húndeme entre tus paisajes, en tus silencios amargos, donde yo sienta en mi piel ambiente de joven árbol, y la flor brote desnuda con sus perfumes alados. Verte, sí, sobre el invierno, silencioso vuelo pálido de tu figura tan clara de ser nieve, ardor temprano, mirarte sobre el abismo de los vencidos espacios, como incienso de alborada en el sueño naufragado: Tu mirada es el destino en la sombra de mi paso. Mirarte, sí, dócil fuego de mi corazón flotando, encima de las montañas dulces del tiempo cercano. Ya lejos las horas tristes, yo arrancaré de los años tierra firme en las miradas quebradas por el naufragio. Y veremos la madera de los caudalosos álamos, y amanecidas gozosas en nuestros mutuos abrazos. ¡Qué plenitud del vacío -sangre oculta del naufragio-, anunciación de la playa -caricia siempre, naufragio-! " epdlp.com |