El sátiro Mopsus (fragmento) "En las orillas de la fuente, oscurecidas por el musgo, se reunieron los pastores y se preguntaron cómo y dónde hallarían un sátiro pródigo para ellos en la feliz noche. ¿Nos robaría o tal vez se divertiría jocoso con el centauro Pan en la gruta verde? Lamentémonos, pues estamos perdidos y hastiados de esta vida. Lloraron de nuevo, corriendo hacia atrás y hacia delante, en medio de un profundo clamor. Un acantilado proyectaba su sombra en medio de los arbustos, a lo lejos se veía la sierra y el llanto continuaba. Contemplaban las cicatrices del viejo Mopso, lavaban su cara con una esponja húmeda y rociaban con vinagre sus fosas nasales. A medida que comenzó a respirar, apenas abrió los ojos, contempló alrededor el triste paisaje y aulló: Adiós porque tengo mis manos quebradas y el pecho ensangrentado. El joven Myron se arrodilló ante él suplicante, en tierra la espada e inclinada la doliente y servil cabeza. Háblanos del amor de Pan, del maldito árbol de Kamstu. El sátiro suspiró y pidió un poco de pan y de vino para hallar un lenitivo en beneficio del corazón débil. Cuando había bebido y olvidado su aflicción, comenzó a decir: Malditas sean todas las mujeres, gárgolas de Júpiter creadas bajo el sol." ¿Por qué? preguntó Myron. La mujer pertenece a una raza maliciosa, digna de ser regañada. Ninfas enemigas de todo lo bueno, fuente de dolor y tristeza que no descansa siquiera en la noche. " epdlp.com |