La ética como seguro (fragmento)Luis Blanco Vila
La ética como seguro (fragmento)

"Lo dice Eliot en el tercero de sus Cuatro cuartetos: Y el camino que sube es también el que baja, y el camino que va hacia adelante es el que retrocede.
La primera vez que leí estos versos del gran poeta angloamericano me pareció que me resultaban conocidos. Alguien puede decir: Valiente tontería; todos sabemos que el camino que sube es el que baja y que el que nos lleva hacia adelante también es el mismo que nos permite retroceder. Sin embargo, pese a la obviedad que ahora desnaturalizan las nuevas autopistas, con sus caminos de ida y sus caminos, distintos, de vuelta, la simple constatación tiene valor simbólico. El hombre, desde su origen, comparte camino con los demás hombres y no puede inventarse uno personal. En su conciencia se ha depositado el mensaje ético que llamamos ley natural. Desviarse de ella es perderse; nadie puede garantizar su seguridad humana.
Decía, recuerdo, que cuando leí los primeros versos de Eliot me vino a la imaginación alguna referencia antigua. ¿Será de la Biblia? Al fin y al cabo, en la Biblia se encuentra casi todo; después de ella resulta difícil encontrar nada nuevo bajo el sol...
De esto hace ya años. Precisamente fue entonces cuando, buscando a Eliot en la Biblia, me encontré a Rilke, otra de esas dudas permanentes de resonancia antigua. Allí estaban, en el libro de Job, los famosos versos iniciales de la primera elegía de Duino, ese interrogante que yo había llevado en mi memoria con la insatisfacción de lo nunca encontrado.
Es conocida la historia de los versos de la primera elegía duinesa del poeta praguense en lengua alemana, cuando, huésped de la princesa Marie von Thurn und Taxis en el castillo de Duino, cerca de Trieste, por entonces territorio austriaco, recibió el arranque del famoso poema: ¿Quién, si yo gritara, me escucharía desde las jerarquías de los ángeles? "



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