La calma (fragmento)Attila Bartis
La calma (fragmento)

"He de decir, sin embargo, que cuando la mujer de la oficina propuso la cremación, vacilé al menos un segundo, porque en mi memoria habían quedado retenidos flashes acerca de la histeria de mi madre - Mira, me había dicho, así es cómo se sienten todos ellos, agarrando el brazo de la silla de madera que estaba al lado del lecho, demostró lo que significaba la incineración. Unos meses antes había visto un documental acerca del tema y, desde entonces, todas las mañanas se obsesionaba, a pesar de que yo le aseguraba que nadie sería quemado y trataba de evitar que, en su angustia, derramara el té, pero unos días después aquel mecanismo de su conducta se repetía. En el fondo, yo sabía que la verdadera razón de su miedo era causada por la aprensión de no poder resucitar, lo cual me hacía gracia porque nunca en su vida había tenido nada que ver con Dios. Recientemente me había insistido en que le prometiera que ella no terminaría en un crematorio, que prohibiría expresamente que fuera incinerada. Incluso me amenazó, aún capaz de moverse, con ir a un notario público y obtener un documento que impidiera su cremación, y sólo entonces terminó aquel terror que se había prolongado durante quince años. "


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