El cuarto hombre (fragmento)Sven Elvestad
El cuarto hombre (fragmento)

"Krag había tenido suficiente tiempo para pensar acerca de aquellos extraños acontecimientos. Nada le molestaba. En la oscuridad no podía ver ni oír nada.
¿Por qué un viaje sólo de ida?-se preguntó a sí mismo, pensando en la carta con dinero que había recibido el letrado Davidsen desde Moss. Tal vez fuera el objetivo.
Desde que hubiera abandonado el Hotel Continental, Krag se dio cuenta de dos circunstancias dignas de asombro.
En primer lugar, la foma cómo el conductor del vehículo había escapado de sus dos perseguidores, Ovesen y Davidsen. Sin consultar siquiera a su pasajero, que había organizado el evento en el hermoso patio. Eso demuestra que tenía unas instrucciones específicas que cumplir, y que la persona, o personas, que le habían dado esas órdenes habían sido muy claros en relación a la amenaza de la persecución. Por otro lado, sin embargo, el carácter confidencial del chófer había demostrado que no era un secuestro o una situación forzada. Al contrario, en contra de la intervención policial, había buscado refugio. ¿Fueron los conocimientos y los consentimientos de los otros dos la causa? ¿Y la mística que envolvía todo el asunto? Krag sólo podía concluir que el conductor no lo sabía, pero pensaba que era Josh. ¿A quién pertenecía el auto, y bajo qué órdenes conducía el chófer?
A medida que pasaba el tiempo, y no sucedía nada, Krag se replegó cómodamente en el coche, y se fumó un cigarrillo. Metió la mano en el bolsillo de su chaqueta y encontró su revólver. Se rió al pensar lo absurdo de un secuestro. Desde donde estaba sentado, podía apuntar con la pistola y tomar luego el volante. No se sentía impotente. ¿Sería todo tan pacífico y amable? ¡Imposible! El horror en relación a las cartas era demasiado incomprensible. "



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