Gaspar de la noche (fragmento)Aloysius Bertrand
Gaspar de la noche (fragmento)

"Quiero a Dijón como el niño a su ama, que lo alimentó; como el poeta a la jovencita que inició su corazón. ¡Infancia y poesía! ¡Qué efímera es una y qué engañosa la otra! La infancia es una mariposa que se afana en quemar sus blancas alas en las llamas de la juventud, y la poesía es como el almendro: sus flores son perfumadas y sus frutos amargos.
Estaba un día, sentado y solitario en el jardín del Arcabuz, llamado así por el arma que antes señalaba allí, tan a menudo, la destreza de los caballeros de Papeguay. Inmóvil sobre su banco, se me hubiera podido comparar a la estatua del baluarte Bazire. Esta obra maestra del figurista Sévallée y del pintor Guillot, representaba un abate sentado y leyendo. Nada faltaba a su atavío. De lejos, se le tomaba por una persona; de cerca, se veía que era un yeso.
La tos de un paseante disipó el enjambre de mis sueños. Era un pobre diablo cuyo exterior no anunciaba nada más que miserias y sufrimientos. Yo había observado ya, en el mismo jardín, su rapada levita, que se abotonaba hasta el mentón; su fieltro deformado, que ningún cepillo cepilló jamás; sus cabellos largos como un sauce y peinados como malezas; sus manos descarnadas, como osarios; su fisonomía burlona, garduña y enfermiza, afilada por una barba nazarena; y mis conjeturas lo habían colocado caritativamente entre esos artistas modestos, ejecutantes de violín y pintores de retratos, a los que un hambre insaciable y una sed inextinguible condenan a recorrer el mundo sobre la huella de un judío errante. "



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