El califa cigüeña (fragmento)Wilhelm Hauff
El califa cigüeña (fragmento)

"Ambos señores examinaron, llenos de admiración, tan valiosos objetos y el Califa obsequió a su Gran Visir con un par de magníficas pistolas, amén de algunos chales, afeites y adornos para su mujer.
Cuando el mercader guardaba su mercadería, el Califa descubrió, medio oculta entre los otros objetos, una cajilla negra de madera, adornada con muy extrañas inscripciones. Preguntó qué era aquello. El mercader abrió la caja, mostrando dentro de ella unos polvos oscuros y un pergamino, doblado en muchos dobleces, cubierto de tan rara escritura que ni el Califa ni el Visir podían descifrarla.
-Esa cajita-dijo el vendedor- se la compré a un peregrino que la había encontrado en Bagdad, en una calle. Se la cederé por lo que me costó, ya que no puede servirme para nada.
Al Califa le gustaba coleccionar documentos antiguos en su biblioteca, aun cuando no sabía qué hacer de ellos, pensando que con reunirlos llegaría a adquirir renombre de sabio. Para tener el pergamino compró la cajita casi por nada y despidió al traficante. "



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