La reina del bosque (fragmento)André Theuriet
La reina del bosque (fragmento)

"Claude de Buxières ha vivido toda su vida en Vivey. Heredó de su padre y su abuelo una salud floreciente y una robusta constitución, así como un profundo amor por su tierra natal, y el decoro exigido por las obligaciones mundanas. Había sido un niño mimado, criado por una madre de mente enervada y un preceptor carente de verdadera autoridad y ascendencia, que le había inculcado los aspectos más elementales de una adecuada instrucción, por lo que desde una temprana edad, la satisfacción de su propio placer había sido la única regla de su vida. Había vivido codo a codo con los campesinos y cazadores furtivos y se había convertido en un hacendado que vestía blusa y cenaba en las tabernas, sintiendo un gran placer al hablar el dialecto montañés francés. La prematura muerte de su padre, muerto por un cazador torpe, le había dejado huérfano a la edad de veinte años. Desde esa época vivió su vida con entera libertad, tal como él lo entendía; siempre al aire libre, sin trabas, ni obstáculos, ni restricciones de ningún tipo.
Nada se ha exagerado en las múltiples historias que se cuentan sobre él. Sin duda era un hombre atractivo, jovial y de elegantes maneras, pródigo en su generosidad y un tanto mujeriego, de hecho mujeres casadas, doncellas, viudas y campesinas tuvieron que resistir sus acechanzas, aunque en más de una ocasión tal resistencia había sido en realidad muy leve. Hubo incluso denuncias falsas que afirmaban que el distrito estaba poblado por su ilegítima progenie. Desde luego, no era fácil de complacer. Recolectores de fresas, pastores, madereros, todos eran encantadores con él, que sólo buscaba la juventud, la salud y una disposición amable de la vida.
El matrimonio habría sido la única salvaguarda posible para él, pero aparte del hecho de que su fama de mujeriego irreductible había mantenido naturalmente al margen a las hijas de los nobles, e incluso a jóvenes de la clase media, temía más que a nada en el mundo el monótono orden de la vida conyugal. No le importaba restringirse al consumo de los mismos platos-prefiriendo, según él mismo decía, la carne a veces asada, a veces cocida o frita, según su humor y apetito. "



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