Mapp y Lucía (fragmento)E.F. Benson
Mapp y Lucía (fragmento)

"Así que Georgie le había apretado la mano y le había hecho el recado, y, por supuesto, les había contado a los demás del pueblo aquel pequeño incidente tan cargado de patetismo. Se le habían añadido algunos adornos de buen gusto y todo Riseholme no tardó en saber que la pobre Lucía había entrado en Ye Signe Of Ye Daffodille para comprar un libro sobre la infancia de Beethoven y se había visto tan dolorosamente afectada por la visión de los poemas de Pepino, con su rugosa cubierta marrón, con su cinta verde oscura enlazándolos, que prácticamente se había desmayado (aunque, la verdad sea dicha, tenía a la vista aquel mismo libro en su propia casa a todas horas).
Del mismo modo, aún no le había sido posible animarse a disputar un partido de golf, o a volver a sus lecciones sobre Dante, y, así, habiendo dado la impresión de que su vida había quedado hecha añicos, le había resultado difícil decidir que comenzaría a recomponerla de nuevo el martes o el miércoles siguiente. En consecuencia, había permanecido hecha añicos como hasta entonces. Como mujer sensata que era, vigilaba meticulosamente su salud física, y puesto que la ostentación del luto le hacía imposible lanzarse a jugar al golf o entregarse a enérgicas caminatas, encargó que le trajeran un pequeño librito muy instructivo, titulado Sistema ideal de calistenia para los que ya no son muy jóvenes, y en un rincón apartado de su jardín se exponía en la medida de lo decente a la vigorizante acción del sol, cuando lo había, tras lo cual realizaba largas sesiones de comba, y doblaba, sacudía y balanceaba su tronco, graciosa y vigorosamente, de acuerdo con las instrucciones del libro. El resultado fue enteramente satisfactorio para ella, y en las profundidades más profundas de su mente concibió la posibilidad de que alguna vez pudiera impartir clases de calistenia a aquellas damas de Riseholme que ya no eran jovencitas precisamente. "



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