A medio camino (fragmento)Édouard Rod
A medio camino (fragmento)

"Era una tarde muy hermosa para la cosecha. ¿Podía la familia sentir cansancio a causa del arduo trabajo, teniendo la grata compañía de Clarence y pudiendo disfrutar de la bonanza del aire fresco? Incluso los sirvientes habían seguido su ejemplo y se sentaban en el banco junto a la puerta, algunos en sillas que traían desde la cocina, o en la hierba, o apoyándose cómodamente contra un árbol. En silencio, los hombres fumaban sus pipas, mientras que las jóvenes, con las manos cruzadas sobre las rodillas, permanecían taciturnas y con aire de ensueño en medio de la misteriosa penumbra. La madre, sin embargo, interrumpió de forma estridente el mudo encanto de aquella velada: ¡Ayudadme, perezosos! ¿Qué os pasa?
Sin embargo, comenzó a reír, agrietando las vainas de guisantes entre sus dedos.
A lo lejos, más allá de la llanura, los resplandecientes glaciares de los Alpes comenzaron a desparecer en las sombras de la noche, y en los vastos y despoblados bosques vecinos apenas podía verse la carretera, ubicada en medio de una bocanada de paz profunda. Era como si toda la tierra se sintiera satisfecha tras el trabajo diurno y cayera resignadamente en una beatífica siesta.
Entonces, de repente, en la creciente oscuridad apareció un hombre cubierto de polvo, sin aliento y dijo: ¿Tal vez esté aquí el escritor Clarence?
Sí, soy yo.
Todos los rostros observaban con curiosidad al recién llegado, quien continuó con el sombrero en la mano: Me envía la madre Laurier-la madre de la artista. Ya sabe a quién me refiero.
Sí. ¿Qué ha pasado?-preguntó Clarente, sintiendo la aprensión de la ansiedad. "



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