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El patriarca o el poder natural de los reyes (fragmento) "Al conferir estas pruebas y razones bajo la autoridad de la palabra escrita, parece poco menos que una paradoja el hecho de que Berlamino y otros afirmaran la libertad de la gente a la hora de elegir a los gobernantes que les plazcan. ¿Confirieron los patriarcas el beneplácito de su poder a sus vástagos? Belarmino no lo dice, más bien al contrario. Así pues, si la ley de la naturaleza otorga la paternidad de este disfrute a lo largo de los siglos, cabe preguntarse cuándo se pierde o se perderá y cómo es transferido el don de la libertad a la ingente multitud. Debido a que la Escritura no es favorable a la libertad de las personas, muchos dudan de la concepción de la razón natural y la autoridad de Aristóteles. El anhelo de la libertad nos impulsa a tratar de examinar la opinión de este gran filósofo, siquiera brevemente. En el capítulo dieciséis de la parte tercera de la Política, encuentro esta frase: "No parece natural que en una ciudad de iguales un hombre ostente todo el poder". D. Lambine, en su interpretación latina de este texto, omite el vocablo tisin y esta negligencia o fuga intencional de Lambine, al no traducir una palabra tan material, ha sido una ocasión para engañar a muchos que, yendo más allá de la traducción latina, se han permitido concluir, que Aristóteles sostenía la igualdad natural de los hombres; de hecho incluso sabios como Duvall Monsieur, en su sinopsis al efecto, estima en mayor medida esta versión de Lambine. El propio Causabón, en su prefacio a las obras aristotélicas, advierte que las mejores traducciones tenían necesidad de revisión. La prueba de este juicio erróneo sobre la igualdad de la humanidad lo hallamos en el instante en que se asume que el poder del gobierno se presenta inicialmente en torno al derecho de paternidad, que no puede consistir en la igualdad natural de los hombres, soñada por éstos, dado que en la parte primera de la Política, establece el fundamento del gobierno. " epdlp.com |