Un pobre vergonzante "La sacó de su bolsillo roto, la puso bajo sus ojos y la miró bien, diciendo: "¡Infeliz!". La sopló con su boca húmeda, casi sentía miedo de un pensamiento horrible que le partía el alma. La mojó con una lágrima helada que cayó por casualidad. Agujereado era su cuarto más que un bazar. La frotó sin calentarla; apenas si la sentía. Pellizcada por el frío, ella se apartaba. La pesó como se pesa una idea, sosteniéndola en el aire. Y luego la midió con un hilo de hierro. La tocó con sus labios arrugados. Ella gritó con un frenético espanto: "¡Adiós, bésame!" Él la besó. Y luego la cruzó sobre el reloj del cuerpo, que, ya casi sin cuerda, mala, pesadamente latía. La palpó con una mano resuelta a hacerla morir: -Sí, es un bocado como para alimentarse. La dobló, la rompió, la ubicó, la cortó, la lavó, la llevó, la asó, la comió. Cuando aún era niño, le habían dicho: "Si tienes hambre, cómete una de tus manos". " epdlp.com |