La mujer de ámbar (fragmento)Ramón Gómez de la Serna
La mujer de ámbar (fragmento)

"Nápoles es la ciudad más inmortal que he conocido. Todas las ciudades si desapareciesen por completo no sé si resucitarían o quedarían en ruinas. Nápoles habrá de resucitar época tras época por el sitio en que está y porque la dulzura de vivir está escrita indeleblemente en el sitio que ocupa.
(...)
La vida allí se siente como un atardecer imperecedero, no como cosa que pasa sino como una coquetería de lo eterno. Vivir con tranquilidad la mañana de Nápoles, sobre todo el mediodía, es inmortalidad pura. El apetito es enorme, dorado, musical, como un cántico, y dos cosas impresionan al que ya tiene despensa propia, el aceite y el vino, que se hermanan como en un abrazo fraterno."



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