Relato del extranjero (fragmento) "Había estado solo y, por miedo o para que no se le corrompiera la voz, comenzó a cantar. Entonces recordó a los demás, buscó los rostros, las manos de los otros para entregarles el delgado tesoro de su canto. "Habla otro idioma" dijo el académico, tal vez por ese dialecto de extranjera ternura. "Es un extraño, dijo acechándolo el policía, seguramente un enemigo". Pero él quería amar la compañía de los hombres: anduvo por las calles saludando, entró a los negocios, averiguó en las cocinas la exacta cantidad de hambre y de comida y halló en los camastros manchas de pasajero amor y pobreza duradera. Un día presintió a la mujer que podía tomar, dormida sobre el suelo donde tanto había sollozado de soledad y soltería: y le besó los párpados, el sexo, su destino. La llevó junto al río y lavaba sus pies y le ceñía de hojas y de hierbas olorosas la cadera. Y cuando compartieron la noche, el sueño, su hambre, el día, recordó palabras para el canto, porque hubo heridas que olvidaba por la tierna solidaridad de animal que ella le ofrecía. Así empezó a cantar sobre los otros, sobre la heroica duración de cada hijo pero no tenían tiempo: hablaban de números y cuentas de comercio. "¿Es acaso un poeta?" preguntaba el boticario. Los otros sonreían y apretaban en su puño una baraja de odio y de blasfemia. " epdlp.com |