Yo vivo (fragmento)Max Aub
Yo vivo (fragmento)

"Nada más que lo que él quiera hacer. Placidez. Ocio deleitoso. Balsa de aceite. Da otra vuelta, pasa los brazos bajo la almohada. Se siente envallado por la cama, protegido. Los antebrazos gozan ahora la misma noción de frescura de que antes disfrutaban sus piernas. Debe de ser muy temprano. Alarga hacia las cuatro esquinas de la cama los veinte dedos de que dispone. Seguridad de que no puede llegar más lejos. Toda esa superficie es él, no da más de sí. Intenta, con placentero esfuerzo, ganar unos centímetros, estirando en lo posible sus articulaciones, lanzando a fondo sus músculos; cree sentir sus tendones, las puntas de sus pies. ¿Cuánto medirá su cruz? No se interesa en calcularlo. Quietud. Dulce apacibilidad. Descanso. ¿Qué es el despertar? Se ausenta el sueño sin sentirlo, vuelve a serse; regresa el pensamiento ido. Silencio de adentro y de afuera. Cerrar los ojos no basta para reaprender y reemprender el sueño. Además, ¿para qué?
Sigue siendo el que fue, dulce continuidad. Vive. Abre los ojos al alba del día. Está en lo cierto. Sosiego. Mano a mano con el ocio, largas las horas tendidas al frente.
Hiedra, lirón; descubrir, descansando, queda el alma, sin fuerza los músculos, que la ventana es una ventana, y que el sol tibio saluda sin trabas. Dulce cansancio del descanso. El techo es igual a ayer: aquel ligero desconchado, con su partícula a medio desprender, desde que la vio. Bienestar siempre blanco. El colodrillo en la almohada limpia; las sábanas limpias, las paredes limpias, el sol limpio. Todavía no han nacido las moscas. Serenidad. Ponerse el traje de baño, y al mar. Al mar, qué ahora oye, sordo. Las olillas de casi nada, lamiendo la arena fina; ocre, por mojada; pajiza, dos pasos más arriba. Enrique descubre el Mediterráneo y echa una pierna fuera de la cama. "



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