El cuervo de oro (fragmento) "El corazón de Laciban dio un vuelco. En su opinión, ése debía de ser el jardín de hadas codiciado, ésa la gran vida de risas, señoras y señores elegantes, té, bailes, yates, joyas, noches festivas, viajes nocturnos, castillos extranjeros, nadar en el mar, música, la tranquila y sutil delicadeza de unos finos tobillos, los coqueteos, las celebraciones al aire libre, las fabulosas playas y el mundo de los que escuchan. ¡Eso es todo! ¡Una mujer así! Ahora sabía que lo que él necesitaba constituía un profundo secreto. Y mientras se extrañó de que sólo apareciera en su lista la pequeña Gaszton, uno tras otro recorrió con obstinado y amargo dolor la viabilidad de los nombres. " epdlp.com |