Recuerdos del escribiente Isaías Caminha (fragmento)Lima Barreto
Recuerdos del escribiente Isaías Caminha (fragmento)

"Hubo en mi alma un túmulo de deseos, de aspiraciones indefinidas. Para mí, era como si todo el mundo me estuviera esperando para continuar su evolución...
Escuchaba a una tentadora sibila hablarme, a toda hora y a todo instante, de mi gloria futura. Actuaba desordenadamente y sentía la incoherencia de mis actos, pero esperaba que la consecuencia final de mi destino me explicase cabalmente. Vino la hora de la pose, la necesidad de ser diferente. Me abandoné en la vestimenta, y era preciso que mi madre me reprendiera para que fuera más cuidadoso. Huía de los juegos, evitaba los grandes grupos, me reunía aparte solamente con uno o dos, en el recreo del colegio; y de pronto un día entraba a jugar como enloquecido apasionadamente. Con lo que causaba la sorpresa de mis camaradas. ¡Oh! ¡Isaías jugando! Va a llover... Mi energía en el estudio no disminuyó con los años, como era de esperar; por el contrario, siempre creció progresivamente. Mi maestra, luego de su admiración comenzó a simpatizar conmigo. Para mis adentros (sospecho hoy), ella imaginó que le pasaba por las manos un genio. Yo correspondía a su afecto con todas las fuerzas de mi alma, hasta el punto que tuve celos de ella, de sus ojos azules y de sus cabellos castaños, cuando se casó. Por entonces yo tenía dos años de escuela y doce de edad. Un año después salí del colegio, y ella me regaló como recuerdo un ejemplar del "Poder de la Voluntad", lujosamente encuadernado, con una dedicatoria afectuosa y lisonjera. Fue mi libro de cabecera. Lo leí siempre en horas diurnas y nocturnas durante mis primeros estudios secundarios, de cuyos profesores pocos recuerdos importantes conservo. ¡Eran banales! Ninguno de ellos tenía los ojos azules de la señorita Ester, ¡tan amistosos y trascendentes que parecían leer mi destino, besando las páginas en las que estaba escrito!"



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