Libro de las obras divinas (fragmento)Hildegard von Bingen
Libro de las obras divinas (fragmento)

"Todas las cosas en su esencia están vivas y no han sido creadas en la muerte, porque Yo soy vida. También soy la capacidad de razonar, por cuanto tengo el hálito de la palabra sonora, por la cual toda criatura ha sido engendrada. Y en la creación de todas las cosas he introducido mi soplo de tal forma que ningún ser de la creación es efímero en su especie, porque Yo soy la vida. Soy vida íntegra y perfecta, que no ha manado de las piedras, ni florece de las ramas ni tiene origen gracias a la semilla de un macho, sino que todo lo que es vital ha brotado de Mí. La capacidad de razonar es una raíz que, sonando, hace florecer en ella misma la palabra. Y puesto que Dios es racional, y ya que toda su obra llega a floración perfecta en el hombre creado a su imagen y semejanza, ¿cómo podría ser que no se aplicara a inscribir en el hombre a todas las especies siguiendo un orden? El deseo de Dios desde la eternidad fue que su obra, es decir el hombre, fuera hecho, y cuando hubo cumplido esta obra suya, le confió a todas las criaturas para que el hombre pudiera trabajar sirviéndose de ellas. De esta manera Dios hizo su obra, es decir, el hombre.
Yo soy el sostén de todo, porque todas las cosas vitales reciben su ardor de Mí. Mi vida es la misma en la eternidad, vida que no ha tenido principio y no tendrá fin. Cuando se pone en movimiento y actúa es Dios, y, aun así, esta única vida se divide en tres energías vitales. La eternidad es el Padre, el Verbo el Hijo, el aliento que los conecta se denomina Espíritu Santo. Igualmente, Dios quiso representar esto en el hombre con tres elementos: cuerpo, alma y razón. Mis llamas dominan sobre la belleza de los campos, es decir la tierra, la materia con la cual Dios formó al hombre. Tal como penetro en las aguas con mi luz, el alma penetra el cuerpo entero, y tal y como el agua riega toda la tierra, así el alma fluye por todo el cuerpo. Si digo que estoy ardiendo en el sol y la luna, es una alusión a la inteligencia: ¿no son las estrellas las innumerables palabras de la inteligencia? Y si mi soplo, invisible vida, mantenedor universal, despierta el universo a la vida, significa que las cosas que viven y crecen deben al aire y al viento su subsistencia según los dones de su naturaleza, alejados de la nada.
Dios ha representado en el hombre, hecho a su imagen y semejanza, a todas las criaturas. Tras la caída del hombre, Dios lo restableció únicamente por la benevolencia de su amor a través de su Encarnación y lo colocó en la felicidad que el ángel caído había perdido. Esto se muestra en el significado alegórico de la visión. "



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