El recolector de sombras (fragmento) "-Hola, joven, llamó el oficial al chico en cuanto entró en el compartimento. Luego se dirigió a sus parientes: -Cómo pasa el tiempo. Krzys se ha convertido en un jovencito. Me cuesta reconocerlo. ¿Qué edad tienes, Krzys? -Quince, replicó el muchacho. No recordaba al oficial. Muchas personas pasaban por casa de sus padres. -En unos pocos años servirás conmigo, exclamó el oficial. -Afortunadamente, él no está preparado para el ejército, matizó la madre del chico. Es demasiado frágil. -Es fuerte y saludable. Dijo el padre. El aire del compartimento estaba cargado, incluso aunque las ventanas estaban abiertas. Sin embargo, se acomodaron lo mejor posible. El chico y su padre en el lado de la ventana, y su madre y el oficial en el medio. La camarera se sentó junto a la puerta, mientras afuera el revisor permanecía en pie y sudaba copiosamente. Por fin el tren se puso en marcha, pasando por anodinos paisajes urbanos vistos a través de las ventanas: chozas, parcelas, casas ennegrecidas por el hollín, cabañas destartaladas. Carros enganchados a delgados ponis lanudos rodando a lo largo de caminos de tierra entre edificios, perros acostados bajo la sombra de las lilas y las acacias que ya no estaban en flor. Luego la ciudad se esfumó y el tren aceleró su marcha a través de las tierras bajas de los prados, planas como una mesa, inundadas del sol del estío, desprovistas de sombra. El padre del chico y el oficial departían acerca de la situación internacional. Su padre dijo: -Y sin embargo no puedo evitar la persistente sensación de incomodidad... -Confíe en mí, doctor, replicó el oficial. No hay motivo por el que preocuparse. Hitler está rodeado. " epdlp.com |