Las fronteras de la muerte (fragmento)Martin Kohan
Las fronteras de la muerte (fragmento)

"El episodio del niño se deriva, al igual que el del inglés, de la estampida del toro, pero esta vez sí el incidente termina en sangre. La relación entre lo móvil y lo inmóvil se resolvía en aquel caso con la separación entre el jinete (quieto en el barro) y su caballo (que da un brinco y echa a correr). Una separación sin duda deplorable desde el sistema de valores de esta cultura popular, para la cual el buen jinete debe cabalgar como si fuese un único cuerpo lo que lo une a su caballo. Pero la separación entre lo móvil y lo inmóvil que se produce en el caso del niño es todavía más grave, porque cercena su propio cuerpo: "se vio rodar desde lo alto de una horqueta del corral, como si un golpe de hacha la hubiese dividido a cercén, una cabeza de niño cuyo tronco permaneció inmóvil sobre su caballo de palo, lanzando por cada arteria un largo chorro de sangre". También aquí hay un caballo, pero es de palo, y por lo tanto se queda quieto; como quieto se queda el tronco del niño, porque es su cabeza solamente la que rueda (no se trata de cualquier muerte: se trata de una muerte por degollamiento, se trata de una muerte que tiene el signo de la violencia federal). La movilidad corresponde a la cabeza, que rueda, y a la sangre, que sale en chorros. Pero esa sangre acabará también por detenerse convertida en charco: "Del niño degollado por el lazo no quedaba sino un charco de sangre". Como ya se vio, los charcos de sangre complican los movimientos en el matadero. Y son, además, la última huella que queda de lo que fue la muerte. Eso hasta tanto no sean alcanzados y borrados por el agua que corre. "


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