Italo Calvino (fragmento)Hugo Claus
Italo Calvino (fragmento)

"En el barco a América, después del tardío desayuno,
se sentaba al borde de la piscina
y ligaba. Cada día otra distinta,
una periodista, una modelo, un ama de casa.
A los otros cuatro escritores nos parecía ostentoso.
Es que teníamos envidia.

Tenía las pestañas de una chica,
el ceño de siglos de escepticismo italiano.
Se cuidaba el cutis, las uñas, los zapatos.

Durante semanas recorrimos el Nuevo Continente.
Días en un coche ardiente, los cinco.
Generalmente quería conducir él, iba muy deprisa,
con demasiada soltura porque era miope
y demasiado presumido para ponerse las gafas.

En el desierto no quiso estar al volante.
En el asiento de atrás argüía sobre estructura
y concepto, sobre lo definitivamente finito,
hasta que se dormía musitando trabacuentas.

De eso hace treinta años.
Entonces escribíamos poesía sin puntuación.
Había vivido con los partisanos en el monte,
de ahí el recelo por lo espontáneo.
Encontraba el esquema en bastantes fonemas,
elogiaba el esqueleto en las palabras y en las mujeres.

"¡Italo, por Dios, ponte las gafas!"
"Vivere non basta, caro."
Ya entonces el tumor bajo su elegante testa. "



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