De Polotzk a Boston (fragmento)Mary Antin
De Polotzk a Boston (fragmento)

"La emoción del día había rendido nuestras fuerzas y nos alegrábamos de olvidar la decepción a través del sueño. Por la mañana aún estaba nublado, pero pudimos ver un poco alrededor. Era realmente extraño que una distancia ilimitada se tornara tan estrecha, de modo que sentí lo extraño de la escena. Durante todo el día me estremecí de frío y eso que apenas salimos del camarote. Por fin llegó la noche y nos hallábamos en nuestras literas, pero nadie lograba dormir.
El mar había estado encrespándose durante el día y ya por la noche el barco comenzó a moverse como al principio del viaje. Poco a poco se fue poniendo peor. Los objetos rodaban por el suelo en nuestro camarote, en medio del estruendo. Los platos se rompían en pequeños trozos que giraban alrededor. El cubrecama de las literas superiores casi ahogaba a quienes dormían en las literas inferiores. Algunas personas cayeron de sus literas, pero nada de esto tenía la menor pizca de gracia. A medida que el barco oscilaba, los pasajeros eran violentamente arrojados contra las literas e incluso algunas tablas cedieron y volaron hasta el entarimado. Podíamos ver las pequeñas ventanas que casi tocaban el agua, de modo que cerramos las persianas para evitar contemplar ese panorama tan desolador. Los niños lloraban, todo el mundo se lamentaba y los marineros se afanaban en recoger objetos del suelo y llevarlos lejos. La confusión era menor, pero no la alarma.
Por encima de todos los sonidos se levantó la bocina que no dejó de sonar en toda la noche. ¡Qué triste era su sonido! Atravesaba el corazón y te hacía sentir pánico. De vez en cuando algún navío, a lo lejos, respondía, con la tenacidad de un débil eco. A veces, nos dábamos cuenta de que el barco se había detenido, de que las ruedas no giraban y casi llegábamos al grado de paroxismo, imaginando las peores causas al efecto.
De nuevo amaneció el día, un poco más tranquilo. Dormimos hasta la tarde y entonces vimos que la niebla había adquirido un cariz más fino e incluso creímos distinguir un barco. "



El Poder de la Palabra
epdlp.com