Lejos de Medina (fragmento) "Al alba del día siguiente, Anas, que había acudido, se encargó de llevar al lactante, envuelto en sus ropillas, a presencia del Profeta (¡que la gracia del Señor le sea concedida!). —Mi madre —dijo Anas a Mahoma— acaba de dar a luz este niño. No quiere darle ni una gota de leche antes de que tú le des alimento. El Profeta sonrió. —¿Qué llevas encima tú de alimento, oh Anas? —Tengo unos cuantos dátiles frescos —respondió Anas. El Profeta tomó un dátil, lo masticó durante unos instantes, se lo sacó después de la boca y lo puso en la del bebé. Éste se puso a chuparlo con vigor. Mahoma lo observaba y exclamó con divertido júbilo: —¡Ah, cómo les gustan a los ansares los dátiles! —En verdad —añadió Anas ante mí, pensativo— que la paciencia del Profeta con los niños de cualquier edad no tenía límites. Después seguí, continuó, con la segunda petición de la madre: —Mi madre te ruega también que le des nombre al niño, oh Mensajero —le dije. —¡Se llama Abdalá! —respondió él inmediatamente. El relato de Anas sobre lo sucedido aquella mañana se detiene ahí. Yo veo crecer ahora a ese segundo sobrino, Abdalá ibn Abú Talha. Apenas tiene siete años y es ya muy vigoroso: atento también, y escrupuloso a pesar de su edad tan precoz, aplicado en aprender el Corán y rezar sus plegarias... —Oh Abdalá —le digo—, con tal bendición del Profeta veo en tu destino que tendrás al menos siete hijos varones que, como tú, se aplicarán en aprender bien el Corán. Um Salem me oye soñar en voz alta. Guarda silencio. Tan sólo por el relato de aquella extraña noche en que supo devolver al Señor su segundo hijo al tiempo que gracias a él concebía el tercero, Um Salem sigue siendo, para mí, la más preciosa de las rawiyas... Soy Um Harem, la tía materna de Anas ibn el Malik, cuya fama, lo sé —tiene ahora menos de veinte años y ya tanto el primer califa, Abú Bekr, así como su mayor allegado, Omar ibn el Jattab, le consultan—, crecerá... También soy tía del pequeño Abdalá ibn Abú Talha, que dejará descendencia de lectores y recitadores del Libro. Soy la hermana de Um Salem, casi siempre silenciosa... Que el Señor me la guarde y que me conceda, aunque soy más joven, morir antes —por qué no durante un viaje por mar, tal como en un sueño me vio en tiempos el mismo Profeta (¡que la gracia del Señor le sea concedida!) mientras se reía. " epdlp.com |