Moderato cantabile (fragmento)Marguerite Duras
Moderato cantabile (fragmento)

"Ella hizo entonces lo que él no pudo hacer. Se acercó a él lo bastante cerca como para que sus labios pudieran alcanzarse. Sus labios permanecieron los unos sobre los otros, rozándose, a fin de que quedara hecho y siguiendo el mismo rito mortuorio que sus manos, un instante antes, frías y temblorosas. Quedó hecho.
Llegaba ya de las calles circundantes un rumor quedo, entrecortado de llamadas serenas y alegres. El arsenal había abierto sus puertas a ochocientos hombres. No quedaba muy lejos de allí. La dueña encendió la estantería luminosa encima de la barra, aunque el atardecer fuera deslumbrante. Tras una vacilación, se acercó a ellos, quienes ya no decían nada y les sirvió más vino, sin que ellos se lo hubieran pedido, con una postrera solicitud. Luego permaneció allí tras haberles servido, cerca de ellos, no obstante todavía juntos, buscando qué decirles. No encontró nada, se alejó.
-Tengo miedo -dijo de nuevo Anne Desbaresdes.
Chauvin no contestó.
-Tengo miedo -gritó casi Anne Desbaresdes.
Chauvin siguió sin responder. Anne Desbaresdes se dobló casi hasta tocar la mesa con la frente y aceptó el miedo.
-Vamos a quedarnos en donde estamos -dijo Chauvin. Añadió-: Debe ocurrir a veces.
Entró un grupo de obreros quienes ya les habían visto. Evitaron mirarles, al corriente como estaban ellos también, al igual que la dueña y toda la ciudad. Un coro de conversaciones distintas, ensordecidas por el pudor, lleno de café.
Anne Desbaresdes se incorporó y procuró una vez más, por encima de la mesa, acercarse a Chauvin. "



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