Ayer (fragmento)Juan Emar
Ayer (fragmento)

"Cuando el tiempo siguió corriendo, hecho realidad para mí con la presencia de dos manecillas invisibles; cuando yo me zafé de él por una vacilación suspendida ocasionada por la presencia súbita de una mosca; cuando ello ocurrió, una chispa instantánea brilló conteniendo el fenómeno hasta entonces imaginado y nunca visto.
Mas fue pequeño, pequeñito. Nada de partos ni infancias ni años ni siquiera meses. Fue tan sólo un día, uno solo, el de ayer.
En ese segundo triturado hasta su mínima duración, simultáneos, compenetrados, pero sin la más leve confusión, aparecieron todos los hechos del día, aislados y nítidos, y sin ninguna sucesión cronológica. Y al aparecer así -esto fue mi estupor, mi dicha, mi éxtasis, mi delirio sumo-, vi, sentí, supe, por fin, la vida, la verdad despojada de cuanto engañoso, de sensacional, digamos mejor, de cuanto la limita dentro de un suceder inexistente.
¡Un suceder inexistente! Sí, es así; ahora sé que es así.
De todos los hechos de ayer vi lo que eran, lo que son. Vi qué fue lo que antes me había hecho verlos desgranándose. Eso es: desgranándose dentro de algo lleno. No. Habían sido, son sin dentro.
Pero no puedo decir lo que son, lo que allí vi. Diré más tarde la causa de este silencio forzoso y, para ello, tengo que decir primero cómo, apenas transcurrido aquel millonésimo, volvieron las cosas a seguir, siguiendo.
A ello, entonces.
Ya lo dije: aquello fue felicidad, delirio, éxtasis. Al fin sabía. Entonces vínome la imagen de la que es la compañera de mis días junto a su tilo caliente. Y me azotó las narices el campo adormecido que aguardaba arriba en la taza del mío.
Un tilo caliente es muy buena casa. Más aún cuando se piensa que entre sorbo y sorbo se le revelará a Ella la Verdad.
Había que subir. Me apresuré. No recuerdo dónde terminé la meada. Por lo demás, la mosca se había ido.
Llegué. Mi tilo humeaba. Mi mujer miraba al aire. En la mesa del malogrado Malleco, dos tipos charlaban bebiendo ron.
Al divisarme, mi mujer me preguntó:
-¿Qué te pasa? Vienes como un iluminado.
-¡Un momento, un momento! -le respondí-. Tengo la clave de todo. Pero, mitad mía, éste no es el sitio para tamañas revelaciones. "



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