El hueco que deja el diablo (fragmento)Alexander Kluge
El hueco que deja el diablo (fragmento)

"El doctor Gustav Ebner (Planities), médico y teólogo de Wittenberg, no se llevaba bien con su colega Eckholt, de Ingolstadt. Defendió, en una cuestión de hecho, a una semibruja llamada Annie Kerklaus. La joven acusada había aguantado la tortura y, en consecuencia, deberían haberla absuelto. Después de soportar el tormento sin confesar, había descansado unas tres horas y tomado una comida antes de romper a llorar. El acusador, el doctor Eckholt, lo interpretó como una especie de recaída. El llanto y los gritos son prolongación directa del proceso de la tortura, dijo. ¿Quién iba a dudar de que estuvieran vinculados? Ergo, no ha soportado la tortura.
El doctor Ebner preguntó en qué medida el llanto era una confesión. Carece de contenido verbal, no tiene nada que pueda ponerse por escrito.
Al contrario, dijo el doctor Eckholt; el llanto señala el derrumbe de la persona, y en el acta puede calificarse de «gritos acompañados de lágrimas», lo cual debe interpretarse bien como confesión, bien como negación, en cuyo caso la tortura tiene que continuar. Ebner respondió que, en su calidad de médico, se veía obligado a contradecirlo. Ocurre también que las heridas infligidas, por ejemplo, en un combate, dan lugar a una conmoción retardada, que se produce siempre espontáneamente y que, desde el punto de vista de la conciencia, no tiene carácter de expresión. "



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