La versión Browning (fragmento)Terence Rattigan
La versión Browning (fragmento)

"Andrew. Pase (Entra Frank.)
Frank. ¡Oh, disculpen! Creí que ya habrían terminado...
Andrew. Adelante, Hunter. Hace un buen rato que terminamos, pero Taplow volvió para despedirse. (Frank, notando la cara alarmada de Taplow y la visible emoción de Andrew, se queda un poco cortado.)
Frank. ¿Seguro que no interrumpo?
Andrew. No, no, acérquese Hunter, quiero que vea el libro que me ha regalado Taplow. Mire. (Le tiende el libro a Hunter.) Una traducción del Agamenón por Robert Browning. ¿Leyó la dedicatoria?
Frank. Sí, pero desgraciadamente es como si no la hubiera leído. Nunca aprendí griego.
Andrew. Tendremos que traducírsela, ¿verdad Taplow? Dice así, en una traducción un poco libre, claro está: "Dios desde lo alto contempla con benevolencia a un amable maestro". Es de un diálogo entre Agamenón y Clitemnestra.
Frank. Muy agradable y muy adecuado. (Le devuelve el libro.)
Andrew. Sí, muy agradable, pero, tal vez, no tan adecuado. (Se vuelve hacia otro lado alejándose de los dos, pues la emoción comienza a apoderarse de él nuevamente. Frank hace un gesto brusco con la cabeza a Taplow para que se vaya. Taplow asiente.)
Taplow. Adiós, señor. Que tenga mucha suerte.
Andrew. Adiós, Taplow. Y muchas gracias. (Taplow desaparece rápidamente. Frank contempla la espalda de Andrew con una mezcla de simpatía y compasión.)
Andrew. (Volviéndose ligeramente recobrado.) ¡Dios mío, me porté como un estúpido delante de ese chico! Y delante de usted, Hunter. Me imagino lo que pensará de mí.
Frank. Tonterías.
Andrew. No soy una persona que se emociona fácilmente, como usted sabe, pero había algo tan conmovedor y bondadoso en su actitud, y después de... (Se detiene y contempla el libro que tiene en las manos.) Es muy agradable tener algo así, ¿no le parece?
Frank. Muy agradable.
Andrew. Por supuesto que la cita no es exclusivamente de su elección. En realidad, hice una bromita sobre ella en clase el otro día. Pero tuvo que recordarla de todos modos, para encontrarla tan pronto... Por eso, pienso que, tal vez, sienta realmente lo que dice...
Frank. De eso estoy seguro, si no no lo hubiera escrito. (Entra Millie.)
Millie. ¿Qué tal, Frank? Me alegro de que sea puntual. (Toma el vaso y la botella del remedio de la mesa y los pone a un lado. A Frank.) Deme un cigarrillo. Estoy deseando fumar desde hace más de una hora. (Una vez más, Frank, le tiende su cigarrera. Millie toma un cigarrillo que él enciende.)
Frank. Su marido acaba de recibir un regalo espléndido.
Millie. ¿Ah, sí? ¿De quién?
Frank. De Taplow.
Millie. (Sonriendo.) ¿De Taplow? ¿A ver? (Toma el libro de manos de Andrew.)
Andrew. Lo compró con su propio dinero, Millie, y escribió en la primera página una dedicatoria muy simpática.
Frank. "Dios contempla con benevolencia a un bondadoso maestro."
Andrew. No. No bondadoso; amable, creo... Sí, amable es la traducción más acertada. Nada podría desear yo más que este regalo. (Pausa. Millie repentinamente se echa a reír.)
Millie. ¡Qué pícaro astuto!...
Frank (Rápido.) Millie...
Andrew. ¿Astuto? ¿Por qué astuto? (Millie mira a Frank, quien la observa significativamente.) ¿Por qué astuto, Millie? (Millie ríe otra vez con bastante ligereza, volviéndose hacia Andrew.)
Millie. Querido mío, porque cuando yo entré a este cuarto, antes de que tú llegaras, Taplow le estaba haciendo una imitación de tu persona a Frank. Evidentemente, se ha quedado muerto de miedo pensando que te lo contaría; puedes rechazar su promoción o lo que sea. No lo culpo por tratar de aplacarte ganando méritos. (Le devuelve el libro. Andrew queda inmóvil, mirándolo.)
Andrew. (Luego de una pausa, mueve la cabeza.) Comprendo. (Deja el libro lentamente sobre la mesa y camina hacia la puerta.)
Millie. ¿Adónde vas, querido? La comida está casi lista.
Andrew. Voy hasta mi cuarto un minuto. No tardaré. (Toma la botella del remedio y el vaso.)
Millie. Acabas de tomar una dosis, Andrew. Yo que tú no tomaría más.
Andrew. Tengo permiso para tomar dos.
Millie. Bueno, pero ten cuidado de que sean dos y no más, ¿eh? (Sus miradas se encuentran un instante; luego Andrew sale en silencio. Millie se vuelve hacia Frank. Por su expresión demuestra estar a la defensiva y a la vez algo avergonzada.)
Frank. (Con verdadera repulsión.) ¡Millie! ¡Por Dios! ¿Cómo pudiste decirle eso?
Millie. ¿Y por qué no? ¿Por qué habría de tener él sus pequeñas ilusiones reconfortantes? Yo no las tengo.
Frank. (Avanzando hacia ella.) Mira. Lo menos que puedes hacer ahora es ir hasta su cuarto y decirle que todo eso que dijiste fue una mentira.
Millie. Por cierto que no. No fue ninguna mentira.
Frank. Si no vas tú, iré yo. "



El Poder de la Palabra
epdlp.com