Última carta de amor de Carolina von Günderrode a Bettina Brentano (fragmento)Javier García Sánchez
Última carta de amor de Carolina von Günderrode a Bettina Brentano (fragmento)

"Me voy ya, reina de la hiedra de mis días. Que éste mi último legado te acompañe, escondido o no, en la gloria que sin duda alcanzarás, pues a ella estás predestinada. Sea también humilde testamento no sólo mío sino quizá de mi tiempo y el de todos aquellos que en el camino quedan. Ahora sí cae una lágrima sobre el papel, pero cuando leas esto estará ya cerca. No me olvides jamás, ¡oh, tú, mi burbuja rota y mi embriaguez furtiva! Piensa en mí con la alegría que te causará saber que durante años le grité tu nombre a las estrellas. Piensa que fuiste mi vida superior, mi acontecimiento mágico, mi abandono en los momentos de debilidad y mi sable cuando el peligro acechaba. Tú, mi voz de sirena, tú mi ónice, mi corona de organdí y de púas. Tú, mi rumor y mi oración secreta. Tú, mi hoja tránsfuga y mi bitácora. Tú, el océano de mi sol. Tú, el proemio a mi tristeza, el ancla y la cadena, el mástil y las velas. Tú, mi verbo y mi tartamudez. Tú, mi almendro en flor, mis albricias y jadeos. Tú, mi libélula. Tú, mi pasión amarga, mi monólogo inútil y mi cereza aplastada. Tú, crecida al amparo de mi timidez, sólo tú, mi luciérnaga. Tú, mi malla de acero, mi seda suave y mi sábana mojada. Tú, el rayo que llenaba de color turquesas las estancias. Tú, mi álamo blanco y mi refugio en la tormenta. Tú, mi nardo y mi azalea. Tú, mi motín, mi aquelarre en miniatura. Tú, el rocío y yo, la vaguada. Tú, mi último suspiro, mi arañazo en la aurora. Yo, el cuerpo encarcelado y tú la cárcel de mi cuerpo. Tú, mi banquete inconcluso. Tú, mi concierto. Tú, mi oquedad plena y mi caída entera. Tú, sólo tú, la virginal alfombra de helechos sobre la que construí un sueño de ámbar y hielo. Tú, mi jergón de ortigas. Tú, déspota en el atardecer. Tú, mi blasfemia y mi auriga hermosa. Tú, mi acantilado altivo, mi aprendiz de saeta y mi arroyuelo escarlata. Tú, mi ídolo de barro y yo, tu sierva. Tú, mi pétalo terso y yo, tu clavel rugoso. "


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