Poesía "De la misma forma en que el mecánico diamante lleva por siempre atrapada en su red de hielo una chispa de los primeros incendios del planeta, no es el postrero fuego del amor lo que guarda la poesía, sino el átomo del amor que la hizo salir del silencio: de manera que si el carbón brillante de su amor empieza a arder, el poeta escucha su voz forzada de repente, como la de un cantante de taberna —jactándose de su enorme sentimiento, o ahogado por los violines; pero si produce una luz más estable, él ya sabe que el verso puro, cuando finalmente llegue, sonará como un manantial de montaña, anónimo y sereno. Bajo el ajeno cielo azul pasa un río. El agua no canta de nada, ni de tu nombre, ni del mío. " epdlp.com |