Coups de barre (fragmento) "Llegué a Marsella un lunes, a las once de la mañana. Después de haber consignado mi equipaje, bajé las escaleras de Saint Charles y comencé a buscar un billete de tránsito. A mediodía estaba en posesión del mismo y el siguiente día, a la misma hora, debía embarcar a bordo. Conocía Marsella, porque había estado anteriormente en una ocasión, sin embargo, tuve el placer de encontrarme de nuevo en esta colorida ciudad, singular en su carácter cosmopolita, que no puede compararse con ninguna otra. Contemplé el viejo puente transbordador del puerto, que semejaba una monstruosa horca, y sus calles evocaron en mi memoria las antiguas calles de Nápoles, con sus banderas vinosas de lino secando las ventanas. Reconocí el lugar donde se hallaba Agnes con una blusa rosada y mi sombrero incautado, un hermoso Panamá comprado esa misma mañana, y cómo se deslizó ligera con sus piernas. Me acordé de cómo me había quedado después, furioso, ignorante de todo el folclore que acontecía a mi alrededor. Perseguí a mi bayadera, crucé en tromba una puerta acristalada para encontrarme de súbito en un bar increíble: todo tipo de pájaros disecados estaban colgados de las paredes; del techo colgaban máscaras de fantasmas, tibias y colas de rata; una ristra de huesos ocultaba una puerta; un intestino se hallaba suspendido entre dos columnas acolchadas con pequeñas banderas multicolores. Vi a la joven sigilosamente oculta tras una cortina y en secreto me precipité sobre ella, que se alejó del oropel: había en una esquina un falo enorme alzado, grueso como un brazo y mi sombrero encima. La joven vigilaba el acceso y tuve que pagarle una consumición para poder recuperar mi sombrero... Le di algo de dinero, disgustado al ver mi sombrero sobre aquella cosa. Al salir, le di mi bello Panamá a un negro que pasaba por allí. Atónito, se lo puso, dichoso, mientras hacía muecas frente a la vitrina de un charcutero. " epdlp.com |