Verdad, belleza y bien (fragmento)Victor Cousin
Verdad, belleza y bien (fragmento)

"Podemos percibir la misma verdad sin preguntarnos a nosotros mismos esta cuestión: ¿Tenemos la capacidad de no admitir esta verdad? Nosotros la percibimos, por tanto, por la mera virtud de la inteligencia que nos ha sido dada, la cual, espontáneamente, efectúa este ejercicio de comprensión; o en su lugar, nosotros intentamos dudar de la verdad que percibimos, intentamos negarla; nosotros no somos capaces de hacer eso y por tanto ella se presenta ante nuestra reflexión como algo superior a todo, algo imposible de ser negado; se nos manifiesta no sólo como verdad, sino como verdad necesaria.
¿No es evidente también que nosotros no comenzamos por la reflexión, que la reflexión supone una operación previa y que esta operación en base a no ser ajena a la reflexión y no diferir de ella ha de ser totalmente espontánea; que, por lo tanto, la intuición espontánea e instintiva de la verdad precede a su reflexión y necesaria concepción?
La reflexión es un progreso más o menos tardío en el individuo y en la raza. Es, por excelencia, la facultad filosófica; algunas veces genera duda y escepticismo, algunas veces genera convicciones que, por ser racionales, son más profundas. Construye sistemas, crea la lógica artificial y todas esas fórmulas que ahora utilizamos por la fuerza de la costumbre como si fueran naturales para nosotros. Pero la intuición espontánea es la verdadera lógica de la naturaleza. Preside la adquisición de casi todos nuestros conocimientos. Los niños, las personas, las tres cuartas partes de la raza humana nunca la traspasan y descansan allí en una seguridad sin límites.
La cuestión del origen de las cogniciones humanas es resuelto por nosotros de la manera más simple: es suficiente para nosotros determinar esa operación de la mente que precede a todas las demás, sin la cual ninguna otra se llevaría a cabo y que es el primer ejercicio y la primera forma de nuestra facultad cognoscitiva. "



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