La viuda del conventillo (fragmento)Alberto Romero
La viuda del conventillo (fragmento)

"Esa vida sin tuyo ni mío; esa vida de puertas abiertas, desprovista de murallas divisorias y de intimidad; esa vida en la que participaban la curiosidad del vecino y la de la amiga, a ella, en ocasiones, le resultaba fatigosa, abominable. (...) Por la barriada alegre y febril se escurrían los endieciochados en grupos bulliciosos. Acordeones, guitarras, cantos, palmoteos, fonógrafos de voz gangosa, voladores que culebraban en el azul su chisporroteo detonante, marcaban el paso a la farándula… Esa tarde —la tarde del despilfarro, y de la obsequiosidad sin límites, en la que los hombres se esforzaban por lucir sus arrogancias y las mujeres sus aptitudes para el amor— en casa había de todo. Esos carromatos embanderados, bulliciosos y pintorescos, dentro de los cuales se apretujaban familias enteras en la más absurda promiscuidad, impresionaban la retina infantil, hecha a ver objetos feos, cosas feas, rutinarias, desprovistas de novedad. "


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