El ángel caído (fragmento)Per Olov Enquist
El ángel caído (fragmento)

"En la primera carta de Helen Portiz hay una frase de la que no me di cuenta al principio.
Luego la he leído una y otra vez.
Allí escribe: "Pasqual me contó una vez que en los últimos años había añorado muchísimo besar a María, su esposa, y que a veces no podía pensar en otra cosa, sólo porque sabía que nunca podría hacerlo".
Soñaba con poder besarla.
Al principio pensé que no era más que un curioso detalle, casi repugnante. Luego se volvió cada vez más importante. Soñaba con poder besarla porque era muy hermosa. Pero nunca podría ser.
Ahí está.
Los conozco desde hace veinte años, pero nunca los he entendido. A veces, cuando los veo, se me ocurre que un mundo libre de amor sería un mundo considerablemente mejor para vivir.
Si realmente el amor es lo que es. No lo sé: esa gabardina verde, y cómo ella espera en el parque, y él detrás de la cortina de su consulta, y luego bajan a su maldito sótano con cortacéspedes y sacos de yute y hacen el amor, o como se deba llamar aquello que hacen.
El único con quien puedo hablar ahora es K. Una vez él intentó averiguar qué era lo que realmente la había cautivado del chico: al principio ella no había querido contestar; luego le mandó un pequeño poema. "



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