De Re Aedificatoria (fragmento)Leon Battista Alberti
De Re Aedificatoria (fragmento)

"Es evidente que los hombres son el motivo de que se hayan instituido los edificios. En efecto, al principio, si es correcta nuestra interpretación, los seres humanos comenzaron a hacer la obra para guarecerse en ellos y proteger sus pertenencias de los elementos climatológicos adversos. A continuación, empezaron asimismo a querer no sólo lo que les era necesario para su salud, sino que fue también su deseo que no se pasara por alto lo que pudiera contribuir a proporcionales comodidades de todo tipo. Luego, movidos y seducidos de tal forma por la oportunidad que se les presentaba, llegaron al punto de idear y poner en práctica también aquello que fuera encaminado a satisfacer su placer; de forma que, si uno dijere que hay un tipo de edificios destinados a remediar necesidades vitales, otros destinados a una función concreta, otros diseñados para procurar placer puntual, puede que quizá dijera algo sujeto a razón sobre el tema que nos ocupa.
Pero cuando vemos a nuestro alrededor la abundancia y variedad de edificios, comprendemos sin esfuerzo que todos están destinados no sólo a las funciones señaladas y que no están asignados a tal o tal fin exclusivamente, sino que, en función de los diversos tipos de seres humanos, sucede que tenemos obras diversas y múltiples clases. Y si quisiéramos, como nos hemos propuesto, señalar de una manera satisfactoria los tipos de edificios y las partes de esos mismos tipos, puede que el método que habríamos de adoptar y poner en práctica fuera el de reflexionar detenidamente sobre qué diferencias hay entre los seres humanos a quienes están destinados los edificios y cuyo empleo de las construcciones ocasiona su variedad, para, a partir de ahí, estudiar a fondo y uno por uno cada hallazgo obtenido de una manera nítida.
Por ese motivo, pasemos revista a cuál fue la opinión que sobre la repartición de las comunidades humanas sostuvieron aquellos antiguos fundadores de Estados y legisladores, sumamente expertos en la materia, que se dedicaron con afán, eficacia y diligencia a llevar a cabo profundas reflexiones críticas sobre temas de ese tipo, con la aprobación y la admiración más absolutas por sus hallazgos.
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Rómulo separó a caballeros y patricios de la plebe; y el rey Numa hizo que la plebe estuviera dividida por oficios. En las Galias la plebe de los cuasi siervos se obtenía por sorteo; los demás cuenta César que fueron o soldados o personas entregadas a la sabiduría y la religión, a quienes ellos dan el nombre de druidas. Entre los habitantes de Pancaya los ciudadanos de más alto rango eran los sacerdotes, los segundos en rango los campesinos, los terceros los soldados, con quienes se equiparaba a cuidadores de animales y pastores. Los britanos dividían a los suyos en cuatro clases: los primeros eran aquellos de entre quienes se elegían los reyes, los segundos los sacerdotes, en tercer lugar los soldados, al final el pueblo. Los egipcios otorgaron los puestos de más honor al sacerdote, a continuación colocaron a reyes y comandantes, en tercer lugar situaron a los guerreros, y el pueblo a su vez lo dividieron de manera distinta entre campesinos, pescadores y artesanos, y también, como dice Herodoto, el mercenario y el marinero. Cuentan que Hipódamo dividió su Estado en tres estamentos: el artesano, el campesino y el que protege de la guerra. "



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