El Panteón de Scianella (fragmento)Pascual Pérez y Rodríguez
El Panteón de Scianella (fragmento)

"Las disposiciones para la virtud de un criminal endurecido son por lo común falibles, necesitan muchas pruebas para acreditarse eficaces. Las del marqués de Scianella requerían otros medios para fortificarse. Desde luego el móvil principal de ellas era el deseo de descansar de sus continuos y terribles tormentos. Como dijimos, hallaba en la memoria y tenaz recuerdo de Mandina recursos para adormecer de cuando en cuando la acerbidad de sus penas. Falto por otra parte de consejos y destituido de un amigo virtuoso cuyo ascendiente le impusiese, hallábase como abandonado a sus fuerzas y luchaban en su corazón los hábitos y pasiones gigantes de muchos años con la débil virtud de un día. No era, pues, dudoso el éxito de la lucha.
Ambrosio comunicó a Cenón la resolución de volver a llamar a Lucrecia y resarcir con una deferencia y amor sin límites los agravios que le hiciera. Cenón alabó tan acertada medida y se ofreció a coadyuvar en cuanto pudiese a la ejecución de aquel propósito que tantos bienes prometía. Acalorado Ambrosio con el sentimiento pasajero inspirado por las palabras del solitario de san Herculano, resolvió a todo trance renunciar a Mandina y sacar a Lucrecia del encierro. No estando ya en poder de Coscia encargado de su custodia, aguardó con impaciencia a que viniese como acostumbraba a Scianella para ordenarle la buscase sin detención, y previno a Cenón se dispusiera a partir a buscarla en compañía del precepto y la condujese a palacio. No se hizo Coscia mucho de aguardar. Pasados dos días desde el viaje del marqués a las cuevas de Campione, llegó a Scianella. "



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