Vida de Jovellanos (fragmento)Cándido Nocedal
Vida de Jovellanos (fragmento)

"Ocupaba el trono español el buen rey Carlos III, príncipe escrupuloso por demás en la elección de todos los funcionarios públicos, y muy especialmente de los que tenían á su cuidado la administración de justicia. Padre amoroso de sus pueblos, diligente investigador del mérito y circunstancias de los que había de elegir para cargos tan importantes, y deseoso de conservar en sus puestos ó adelantar en sus carreras á los hombres dignos que una vez nombraba, hacía poco caso del favor y de la recomendación, y se pagaba mucho de los merecimientos, llegando á distinguirse por sus elecciones acertadas y por el empeño de conservar á los buenos servidores. Si andando luego los años, aquel esclarecido monarca hubiese podido ver las incesantes variaciones que se han hecho un día y otro en todos los ramos del servicio público, sin exceptuar la administración de justicia; si hubiera podido presenciar las destituciones en masa y los nombramientos en turbión al compás de las sucesivas revueltas y mudanzas, y el favor entronizado en el lugar propio del mérito, y el espíritu de bandería reemplazando al santo amor de la patria, ¡cómo no habría desesperado de un buen régimen en España, de una buena administración de los intereses públicos, la cual principalmente descansa en la inteligencia, que la mayor parte de los hombres sólo adquieren con la práctica, y en la pureza, que algunos, aunque no todos por dicha , sólo hacen compatible con su conservación y perpetuidad. ¡Lamentables consecuencias de las revoluciones posteriores! Son así las cosas del mundo: revuelto -el mal con el bien, cuando por un lado se progresa, se retrocede por otro; y el espíritu humano, ¡lastimoso error!, presume en no pocas ocasiones de haber encontrado remedio eficaz y seguro contra las dolencias que afligen a la sociedad. En unos tiempos se confieren los destinos públicos, de que dependen la suerte del país y la tranquilidad ó el honor de las familias, al favor de los palaciegos o de oscuros intrigantes de antesala; en otros, se atiende á ganar votos para la elección de un diputado, complaciendo á los que se llaman electores influyentes, ó se encumbra á los más altos puestos, en vísperas de una votación parlamentaria, a un hombre político importante, como ahora se dice. "


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