El peregrino en Indias (fragmento)Ciro Bayo
El peregrino en Indias (fragmento)

"Fue descubierto su tesoro de plata en 1545 por el indio Guallpa, pastor de llamas que, con ocasión de haber perdido uno de estos animales, se quedó en el cerro para buscarle.
Era tanto el frío, que hubo de encender una fogata para calentarse. La columna de fuego subía hasta el techo de la cueva donde se asiló Guallpa, y a poco vio éste con asombro que caían gotas de plata derretida. Calló el hallazgo por evitar a sus hermanos una nueva mita, hasta que un día se embriagó y reveló el secreto. El amo de Guallpa, el capitán Villarroel, fue el primero en catear los tesoros del cerro; tras él siguieron los demás.
Desde su descubrimiento hasta nuestros días, ha producido el precioso metal en más abundancia que ningún otro cerro de sus dimensiones.
Se eleva a 4.888 metros sobre el nivel del mar, y su base mide 25.565 metros de circunferencia.
La composición es porfídica, con vetas de pizarra y arenisca en su exterior y base, dejando en su último tercio la pura manifestación porfídica. La mitad superior del cono ha sido sin duda la que ha producido los minerales más subidos de ley, y es en esta parte donde se notan los piques, socavones, chimeneas, etc..., sinnúmero, que han convertido el cerro en un verdadero panal de abejas. Los socavones principales son veinticinco a lo más; pero los piques, contrasocavones y chimeneas son sin cuantía.
Desde 1545, en que se descubrió el cerro, hasta 1570 no se explotaron más minerales que los llamados tacanas (plata nativa ó cloruros de subidísima ley), los cuales se beneficiaban por el procedimiento indígena de hornillos o huayrachinas, de los que se llegaron a construir hasta 6.000. Este tratamiento se reducía a una simple copelación: introducido el mineral en el hornillo, se le fundía, sólo o mezclado con soroche (mineral cargado de plomo), hasta que corría la plata, quedando depositada la escoria.
Agotada la tacana, Pedro Fernández Velasco introdujo en 1572 el beneficio por azogue, o sea el del patio, procedimiento que quince años antes inventó en Méjico Bartolomé Medina, minero de Pachuca.
Este sistema se redujo al principio a triturar el mineral, mezclar el polvo con una porción igual de sal y la cantidad suficiente de azogue, que se incorporaba a la masa a fuego lento. Esta masa se lavaba en seguida en grandes pozos o tanques, en los que se depositaba la pella, la cual se amoldaba en forma de panes de azúcar o piñas. Finalmente, se quemaban éstas para la exhalación del mercurio.
En 1586 perfeccionó este sistema Carlos Corso de Leca, aplicando por primera vez el hierro.
Hasta 1609 no se empezó a trabajar los negrillos o sulfuros por el procedimiento del fondo, casualmente inventado por D. Álvaro Alonso Barba, cura de San Bernardo, del mismo Potosí.
Desde entonces, los únicos métodos que practicaron los mineros potosinos son los del patio y fondo, habiéndose adelantado muy poco en su perfeccionamiento. Estos métodos, además de tardíos, ocasionan gran pérdida de azogue, y no se consigue por ellos extraer toda la plata de los minerales, por lo que dan casi una tercera parte en los relaves. "



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