El bosque encantado (fragmento)Lucy Maud Montgomery
El bosque encantado (fragmento)

"La maravilla que ella era, se apoderaba del joven a cada momento en mayor grado. ¡ Qué adorable era! ¡Que modales y que gesto tenía! Modales, gestos tan poco calculados y sin artificio como efectivos. ¡Y qué poco llegaba a importar su mudez! Escribía muy rápidamente y con gran facilidad. Sus ojos y su sonrisa daban una expresión tan definida a su rostro, que la voz no se echaba de menos casi.
Permanecieron en el huerto hasta que las largas y lánguidas sombras de los árboles tocaron sus pies. El sol terminaba de desaparecer y las colinas distantes eran púrpura contra el mezclado azafrán del firmamento por el oeste y el cristalino azul por el sur. Hacia el este, justamente sobre el bosque de pinos, había nubes, blancas y puntiagudas como montañas nevadas y la más occidental de ellas brillo con un matiz rosado, como de puesta solar en las alturas alpinas.
Los mundos más altos del espacio todavía estaban llenos de luz, de una luz perfecta y sin mancha, no tocada por la sombra terrena. Pero abajo, en el huerto y bajo los pinos, la luz había casi desaparecido, dando lugar a una penumbra verdosa y húmeda, asombrosamente dulce con el aroma de los manzanos florecidos, la menta y los perfumes balsámicos de los abetos cercanos.
Erie le contó su vida y le hablo de la vida del mundo exterior, temas sobre los cuales Kilmeny se mostró infantil y ansiosamente interesada. Le hizo muchas preguntas, preguntas directas e incisivas que demostraron que ella se había formado ya una opinión categórica sobre algunas cosas. Pero aun así era fácil advertir que la joven hacía referencia a aquel mundo desconocido como si jamás fuera a tener participación en él. El de ella era el desapasionado interés con que podría haber escuchado un cuento del país de las hadas o la historia de algún gran imperio cuya vida ya estuviera sepultada en los años transcurridos.
Eric se sorprendió al notar que Kilmeny había leído mucha poesía y muchos libros de historia, así como algunos libros de viajes y de biografías. No tenía la menor idea de lo que era una novela y jamás las había oído mencionar. Con bastante curiosidad había atendido la información sobre política y los acontecimientos internacionales del semanario que su tío recibía.
-"Nunca leí el diario mientras mamá vivió -escribió-, ni siquiera libros de poesía. Ella me enseño a leer y a escribir con la Biblia y con algunos libros de historia. Después que mamá murió, la tía Janet me dio todos sus libros. Tenía muchos. La mayoría de ellos le habían sido entregados como premio cuando era niña e iba a la escuela y otros le habían sido regalados por mi padre. á Conoce usted la historia de mi padre y mi madre' ".
Eric asintió.
-Sí, la señora Williamson me contó sobre eso. La señora Williamson fue amiga de su mamá.
-"Me alegro de que conozca la historia. Es tan triste que no me gustaría tener que contársela, pero así usted podrá comprender todo mejor. No conocí esa historia hasta después que mamá murió. Antes de irse, ella misma me la contó. Creo que ella pensaba antes que la culpa de lo ocurrido era de mi padre, pero antes de morir me dijo que le parecía que había sido injusta con él y que él no debió haber sabido. Dijo que cuando la gente se está muriendo ve las cosas con mucha mayor claridad y que ella veía que había cometido un error con mi padre. Me dijo que había muchas más cosas que quería decirme, pero no tuvo tiempo de contármelas porque murió esa misma noche. Pasó bastante tiempo antes de que yo tuviera el valor necesario para leer sus libros. Pero cuando lo hice me parecieron preciosos todos. Los primeros libros eran de poesía y parecía música puesta en palabras".
-Le voy a traer algunos libros para leer, si le gustan -dijo Eric.
Los grandes ojos azules brillaron de interés y deleite.
"¡Oh, muchas gracias! Me van a gustar mucho. He leído los míos tantas veces que casi los conozco de memoria. Uno no puede fatigarse de las cosas que son realmente hermosas, pero algunas veces pienso que me gustaría tener nuevos libros. "



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