Papeles inesperados (fragmento)Julio Cortázar
Papeles inesperados (fragmento)

"Hoy, casi veinte años después, la pareja ya no es la misma. Si bien seguimos juntos, París juega desde hace tiempo su partida de drugstores y de torres, trueca el oxígeno y la calma por automóviles; yo envejezco a su lado, olvido lugares privilegiados e itinerarios rituales. Paradoja irrisoria: cuanto más pertenecemos a una ciudad, menos la vivimos.
Pero en la noche, callejeando por el Marais solitario o fumando sentado en un banco del canal Saint-Martin, vuelve la imagen desnuda y temblorosa de un primer encuentro, y sé que nos amamos siempre y que seguimos acudiendo a la cita. Nada habrá cambiado mientras la ciudad y su amante continúen negando la superficie espumosa del tiempo para buscarse en aguas profundas. Así, cosas vividas en los años cincuenta y que llenaron páginas de Rayuelo, permanecen actuales y presentes, y puedo citarlas sin ningún sentimiento póstumo, sin la melancolía del que evoca solamente el pasado. Ya no es, en ningún plano, la misma pareja; aquel París, aquel yo, no están ya, ni está la Maga que era como su síntesis. Y sin embargo el mismo estremecimiento de maravilla suele esperarme por la noche en las esquinas de ciertas calles, en los barrios del Norte, en el olor de los viejos portales y en el lento deslizarse de las pinazas bajo el Pont-Neuf. ¿Por qué entonces, escribir de nuevo si todo fue dicho en una primera esperanza de belleza, de verdad? ¡Fragmentos de Rayuela, guijarros de una playa de vida conservan esa visión que sigue siendo la mía! Sé que un día llegué a París, sé que estuve un tiempo viviendo de prestado, haciendo lo que otros hacen y viendo lo que otros ven. La ciudad, brújula invisible, conduce a Horacio Oliveira al encuentro con la que llamará la Maga. Aquí había sido primero como una sangría, un vapuleo de uso interno, una necesidad de sentir el estúpido pasaporte de tapas azules en el bolsillo del saco, la llave del hotel bien segura en el clavo del tablero. El miedo, la ignorancia, el deslumbramiento: Esto se llama así, eso se pide así, ahora esa mujer va a sonreír, más allá de esa calle empieza el Jardín des Plantes. París, una tarjeta postal con un dibujo de Klee al lado de un espejo sucio. "



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