Los hijos del trabajo (fragmento)Antonio Altadill
Los hijos del trabajo (fragmento)

"En esta situación hace que le lluevan de repente dos mil reales. A las dos horas, veréis que sale del Cisne ó de casa Lardy un caballero bien vestido con un habano en la boca; su rostro revela una gran satisfacción: bien puede tenerla; no le aflige el menor quebradero de cabeza; ha comido á cuatro duros y se dirige á tomar café al Suizo. Allí habla de política, de literatura y artes, y habla bien; su talento se revela en sus palabras. Seguidle cuando se retira á las altas hora de la noche después de haber cenado en el mismo Suizo. Satisfecho el estómago, llena de ideas la cabeza, veréis que coge las cuartillas dispersas y vierte en ellas toda la riqueza de su ingenio, ó bien se duerme y después de un sueño regalado, se levanta á la primera luz del siguiente día y prosigue embelleciendo el lienzo abandonado con los primores de su talento peregrino.
Este es el artista: su talento es estrella de rara luz que no brilla para su dueño sino cuando la ilumina el sol del presente, por más que sus rayos se extiendan al más lejano porvenir.
La cantidad que el general había dado á Fernando, la invirtió casi toda en un día.
Pagó sus deudas, tomó un sotabanco muy modesto, pero algo mejor que la miserable buhardilla que habitaba; compró los muebles más precisos, y, sobre todo, se proveyó de un caballete, una caja de pinturas y otros útiles del arte, que hasta entonces no había tenido. "



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