La tía Jolesch, o la decadencia de Occidente en anécdotas (fragmento)Friedrich Torberg
La tía Jolesch, o la decadencia de Occidente en anécdotas (fragmento)

"Estamos ya en el lugar de veraneo y no en uno cualquiera, sino en el clásico lugar de veraneo de la vieja Austria, Ischl. Lo que le dio esa categoría ya lo sabemos; cuándo ocurrió, es decir, cuándo Ischl fue elegido por el emperador Francisco José como residencia de verano, podrán averiguarlo los curiosos en las obras de consulta, que también les dirán desde cuándo Ischl se escribe "Bad Ischl". Y lo cierto es que sólo se hace al escribir. Al hablar se dice Ischl, y con razón. Porque Ischl, a diferencia por ejemplo de Bad Nauheim, que jamás nadie ha llamado "Nauheim", no necesita del Bad* y tampoco lo ha necesitado jamás para alcanzar renombre y atractivo. De ello se cuidaba la corte imperial y una burguesía fiel al emperador que no deseaba nada más hermoso que compartir el lugar de veraneo con su querido monarca, y que todos los años llegaba en tropel de todas las provincias del imperio de los Habsburgo, pero sobre todo de la ciudad capital y residencial de Viena, para dar cumplimiento a este anhelo de su corazón (que hoy más bien se consideraría sin piedad un "símbolo de estatus"). Los que se lo podían permitir tenían en Ischl una casa de verano. Los que querían imitarlos durante unos meses alquilaban una (o al menos un piso en una de ellas). Pero también se vivía, cosa que a algunos hasta les parecería más noble, en hoteles o en casas particulares, siempre y cuando dispusieran del balcón típico de la arquitectura de Ischl, desde el que podían contemplarse los festivales de trajes típicos, los desfiles del día del cumpleaños del emperador, los grandes fuegos artificiales la noche anterior y tal vez tenía uno suerte y hasta veía al emperador en persona. Por eso se iba a veranear a Ischl y no por los baños de barro o por las aguas medicinales. "


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