Literatura española contemporánea, 1898-1950 (fragmento)Juan Chabás
Literatura española contemporánea, 1898-1950 (fragmento)

"Desde los años iniciales del siglo XX se habían acusado, hasta con violencia, los movimientos de masas determinados por el crecimiento de la clase obrera organizada y comenzaban a ser muy agudas las crisis de las relaciones entre los diversos factores humanos, económicos y sociales, de la producción. Ante esas crisis y aquel crecimiento, las superestructuras culturales del siglo se sintieron fuertemente conmovidas. El primer síntoma fue el desarrollo de formas literarias y modalidades del pensamiento cada vez más individualistas, de carácter más idealista y metafísico, tendentes a la evasión del mundo circundante.
La presencia de éste era, sin embargo, para los escritores españoles demasiado trágica y convulsa para hurtarle el corazón y volverle la espalda. La fecha de 1909 marca un hito sangriento en el proceso de la vida nacional contemporánea. El fusilamiento del maestro laico Ferrer adquiría la importancia y el patetismo de un proceso Dreyffus del lado meridional de los Pirineos y su eco no dejaba de estremecer también el "caso de España" en el mundo. Sentirse ajeno a esa realidad circundante era difícil. Sólo podían intentarlo nuestros escritores limitándose, ensordeciendo parte de su alma, reduciéndose cada vez más a una actitud intelectualista y apartadiza.
Pero el mundo intelectual en el que iban a sumergirse no era mucho más tranquilo. Ante la crisis formal del Modernismo aparecían nuevas escuelas literarias. Cuatro años antes que la guerra mundial, en 1910, estallaba en Milán el manifiesto de una de ellas. Si bien es cierto que hasta 1918 no se llegó a hablar seriamente en España del Futurismo, el escritor mallorquín Gabriel Alomar, Unamuno, el novel Gómez de la Serna y algunos otros escritores y periodistas agitaban ya en las tertulias y en algunos diarios y revistas de Madrid las banderas de Marinetti, con polémicas, burlas, elogios y denuestos.
A Nietzsche y Schopenhauer comenzaban a desplazarles Bergson, Simmel y Scheller; estos dos últimos, si bien no conocidos directamente, al menos respirados a través de don José Ortega y Gasset, que había de ejercer una influencia determinante en el nuevo grupo de epígonos de la generación del 98, entre los cuales cabe también contarle.
Todo este cruzado viento de ideas y de hechos, contribuyó a cambiar el tono de la misma generación VABUM y a dar nuevo acento al grupo literario de sus epígonos. "



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