Sobre la épica castellana (fragmento) "Tal es sumariamente el asunto del Monserrate, que pudiera muy bien ser la materia de una leyenda ejemplar, propia para edificar y conmover á las almas piadosas, mostrando las pocas fuerzas de la virtud humana para resistir por sí sola á tan seductoras tentaciones, y el poder del arrepentimiento y de la penitencia, bastante á lavar pecados tan bárbaros y feos. Pero ponerse á escribir sobre semejante materia un poema épico, y esperar conseguir por este camino el efecto á que aspiran los que tales obras emprenden en literatura, absurdo grande fue concebirlo, y mucho mayor fue realizarlo. Porque nunca, por grandes que fuesen los talentos de Virués, era posible vencer las dificultades que presentaba un asunto tan austero y espinoso, y darle aquel halago, aquella elevación y aquel interés profundo y extenso que necesitan estas grandes composiciones. Aun prestándonos por un momento á las miras y suposiciones del escritor, hallarémos que, pobre de imaginación y de recursos, escaso de arte y de doctrina, poco diestro en vencer las dificultades de la versificación y del estilo poético, no acierta á sacar partido de los pocos datos felices que le presentaba de suyo el asunto, ó que le salen al paso en su camino. Los dos trozos que se ponen adelante, como muestras de este poema, manifestarán el modo incierto y penoso con que generalmente procede el autor en su desempeño, sea que cuente, sea que pinte, sea que haga hablar á sus personajes, sea que manifieste su juicio en máximas ó sentencias. Debemos sí confesar que ni en la invención y disposición de la obra, ni tampoco en su dicción, presenta los errores y las extravagancias en que después dieron otros poetas más grandes y fecundos que él. Pero esto no basta: "en las obras de ingenio el ingenio es lo más"; y siendo tan escaso el del autor del Monserrate, ni su sano gusto y circunspección, ni el tal cual artificio de que á las veces suele usar, ni algunas vislumbres poéticas que se divisan en medio de la lobreguez de la materia, bastan á levantar el Monserrate del grado inferior y subalterno en que la razón y la buena crítica tienen que colocarle por fin. Y de él, sin embargo, unido a la Austriada y á la Araucana, decía Cervantes en su famoso escrutinio, "que eran los mejores libros que en verso heroico se habían escrito en castellano, y podían competir con los mejores de Italia." ¿Con cuáles? podríamos preguntar al autor del Don Quijote: ¿Con el Orlando furioso por ventura, ó con la Jerusalén? Pero veinte octavas solas de cualquiera de estos dos poemas valen más que toda la Austriada y el Monserrate. Cervantes, en los desmedidos elogios que daba á sus contemporáneos cuando no los zahería, lejos de dar estimación á las obras que tan sin seso ponderaba, ó desacreditaba su propio juicio ó hacía dudosa su buena fe. " epdlp.com |