Sobre la épica castellana (fragmento)Manuel José Quintana
Sobre la épica castellana (fragmento)

"Tal es sumariamente el asunto del Monserrate, que pudiera muy bien ser la materia de una leyenda ejemplar, propia para edificar y conmover á las almas piadosas, mostrando las pocas fuerzas de la virtud humana para resistir por sí sola á tan seductoras tentaciones, y el poder del arrepentimiento y de la penitencia, bastante á lavar pecados tan bárbaros y feos. Pero ponerse á escribir sobre semejante materia un poema épico, y esperar conseguir por este camino el efecto á que aspiran los que tales obras emprenden en literatura, absurdo grande fue concebirlo, y mucho mayor fue realizarlo. Porque nunca, por grandes que fuesen los talentos de Virués, era posible vencer las dificultades que presentaba un asunto tan austero y espinoso, y darle aquel halago, aquella elevación y aquel interés profundo y extenso que necesitan estas grandes composiciones. Aun prestándonos por un momento á las miras y suposiciones del escritor, hallarémos que, pobre de imaginación y de recursos, escaso de arte y de doctrina, poco diestro en vencer las dificultades de la versificación y del estilo poético, no acierta á sacar partido de los pocos datos felices que le presentaba de suyo el asunto, ó que le salen al paso en su camino. Los dos trozos que se ponen adelante, como muestras de este poema, manifestarán el modo incierto y penoso con que generalmente procede el autor en su desempeño, sea que cuente, sea que pinte, sea que haga hablar á sus personajes, sea que manifieste su juicio en máximas ó sentencias. Debemos sí confesar que ni en la invención y disposición de la obra, ni tampoco en su dicción, presenta los errores y las extravagancias en que después dieron otros poetas más grandes y fecundos que él. Pero esto no basta: "en las obras de ingenio el ingenio es lo más"; y siendo tan escaso el del autor del Monserrate, ni su sano gusto y circunspección, ni el tal cual artificio de que á las veces suele usar, ni algunas vislumbres poéticas que se divisan en medio de la lobreguez de la materia, bastan á levantar el Monserrate del grado inferior y subalterno en que la razón y la buena crítica tienen que colocarle por fin.
Y de él, sin embargo, unido a la Austriada y á la Araucana, decía Cervantes en su famoso escrutinio, "que eran los mejores libros que en verso heroico se habían escrito en castellano, y podían competir con los mejores de Italia." ¿Con cuáles? podríamos preguntar al autor del Don Quijote: ¿Con el Orlando furioso por ventura, ó con la Jerusalén? Pero veinte octavas solas de cualquiera de estos dos poemas valen más que toda la Austriada y el Monserrate. Cervantes, en los desmedidos elogios que daba á sus contemporáneos cuando no los zahería, lejos de dar estimación á las obras que tan sin seso ponderaba, ó desacreditaba su propio juicio ó hacía dudosa su buena fe. "



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